Oraciones catolicas
viernes, 11 de junio de 2010
Santa cruz de Jerusalén
Si una mujer se halla encinta y lee, oye leer o lleva consigo esta oración, saldrá pronto de su cuidado, será siempre tierna madre, y colocando la misma oración a la derecha de su criatura, cuando haya nacido, la preservará de 82 accidentes.
El que lleve esta oración consigo nunca sufrirá de epilepsia, y cuando se vea que una persona cae atacada por este mal, bastará colocar esta oración a su derecha para que se levante como si nada hubiera pasado.
El Señor ha dicho que se bendecirá al que escriba esta oración para sí o para otros.
El que se burle de ella o la desprecie recibirá el castigo del cielo. Lacas que tenga esta oración se verá exenta de los peligros del rayo y del trueno, y el que la diga diariamente recibirá tres días antes de su muerte el aviso del cielo.
¡Oh, Santa Cruz!, madero hermoso en donde murió mi Señor, para darme eterna luz y libradme del contrario, ante ti me humillo y reverente imploro a mi Señor Jesucristo que por los padecimientos que sobre ti recibió en su Santa Pasión, me conceda los bienes espirituales y corporales que me convengan.
Elevada ante el mundo eres faro luminoso que congregas a tu alrededor a la cristiana grey para entonar cantos de gloria al Cristo Rey, al Dios Hombre, que siendo dueño de todo lo creado, permitió ser crucificado sobre ti para la redención del genero humano. Sobre ti se operó el asombroso misterio de la redención del mundo; desde entonces, libre el cristiano del pecado original, puede llamarse hijo de Dios Eterno y aspira a la gloria celestial ¡Bendita seas! Por los siglos de los siglos fuiste entre los paganos signo de baldón y afrenta; y hoy eres emblema del cristiano y esperanza para ser perdonado por el sublime sacrificio de mi Señor Jesucristo, a quién esperamos servir y honrar por toda la eternidad. Amén.
Santa Cruz donde mi Jesús expiró para darnos luz, recibe mi reverencia, ¡oh, preciosa y Santa Cruz!
El Camino que nos marques en el mundo seguiremos, que la Cruz siempre abrazados con su signo venceremos. A tus plantas hoy me encuentro, mi Divino Redentor. ¡Ah!, que con santa paciencia cargue en el mundo mi cruz.
La Santa Cruz baje y extienda, y de todo mal y peligro la Santa Cruz nos defienda.
¡Oh, Dios omnipotente!, que sufriste en la cruz la muerte para redimirnos de nuestros pecados.
¡Oh, Santa Cruz de Jesucristo!, sé mi verdadera luz.
¡Oh, Santa Cruz de Jesucristo!, ten piedad de mí.
¡Oh, Santa Cruz de Jesucristo!, sé mi esperanza.
¡Oh, Santa Cruz de Jesucristo!, aleja de mí toda arma cortante.
¡Oh, Santa Cruz de Jesucristo!, derrama en mi alma el bien.
¡Oh, Santa Cruz de Jesucristo!, aleja de mí todo mal.
¡Oh, Santa Cruz de Jesucristo!, hazme entrar en el camino de la salvación.
¡Oh, Santa Cruz de Jesucristo!, aleja de mí todo temor a la muerte.
¡Oh, Santa Cruz de Jesucristo!, presérvame de todos los accidentes temporales y corporales para que pueda adorarte siempre, así como a Jesús Nazareno, a quien imploro para que tenga piedad de mí. Haz que el espíritu maligno visible o invisible huya de mí por todos los siglos de los siglos. Amén.
Haz que el espíritu maligno huya de mí por todos los siglos, en honor de la preciosa sangre de Jesucristo y de su penosa muerte; en honor de su resurrección y de su encarnación divina, por medio de la cual puede conducirnos a la vida eterna. Que así como es cierto que Jesucristo nació en navidad, que ha sido crucificado el viernes Santo, que José, y Nicodemo bajaron a Jesucristo de la Cruz, y que subió al cielo, que así se digne liberarme de los ataques de mis enemigos, visibles e invisibles, desde hoy y por los siglos de los siglos. Amén.
Dios Todopoderoso, en tus manos entrego mi alma, Jesús, María, José, Ana y Joaquín.
Jesús mío, por la amargura que sufriste por mí en la Santa Cruz, especialmente cuanto tu alma sagrada se separó de tu cuerpo, ten piedad de mi alma cuando se separe de este mundo.
¡Oh, Jesús!, concédeme el valor para soportar mi cruz, a imitación tuya. Enséñame a llevar con paciencia todos mis sufrimientos y que mi temor a ellos se convierta en virtud. Que la omnipotencia del Padre se digne cubrirme con la sabiduría del espíritu Santo. Dígnate recibirme y conducir mi alma a la vida eterna. Amén. Amén.
Glorifica mí alma al Señor.
Y mi espíritu se llenara de gozo al contemplar la bondad de Dios, mi salvador. Porque a puesto la mirada en la humilde sierva suya, y vean aquí el motivo por que me tendrán por dichosa todas las generaciones. Pues hizo en mi favor cosas grandes y maravillosas el que es Todopoderoso y su nombre es infinitamente santo. Cuya misericordia se extiende de generación a todos cuantos le temen. Extendió el brazo de su poder, disipó el orgullo de los soberbios, trastornando sus designios. Desposeyó a los poderosos y elevó a los humildes. A los necesitados los llenó de bienes y a los ricos los dejó sin cosa alguna. Exaltó a Israel, su siervo, acordándose de él por su gran misericordia y bondad. Así como lo había prometido a nuestros padres, a Abraham y a toda su descendencia por los siglos de los siglos, Amén.
Santa Cruz de Jerusalén LN 04 (Con Licencia Eclesiástica)
UNA VISIÓN MISTERIOSA
PROMESA AL ÁNGEL DE LA GUARDA
PROMESA AL ÁNGEL DE LA GUARDA
SANTO, SANTO, SANTO, Señor Dios del universo, el cielo y la tierra proclaman vuestra gloria.
Postrados ante vuestra majestad, os agradecemos, oh Dios, el haberos concedido un compañero celestial, que nos guía según vuestra voluntad, para honra vuestro Amor.
Prometemos aquí, en vuestra presencia, amar como hermano a vuestro Ángel y obedecer cuando él hable a nuestro guía camino del cielo. Señor Jesucristo, salvador nuestro.
Tomad mi mano y ponerla sobre ella la señal de vuestra redención.
Y que vuestra bendición sea para nosotros salvación.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
LETANÍA A LOS SATOS ÁNGELES.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre, Creador de los Ángeles, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, señor de los Ángeles, Dios Espíritu Santo, vida de los Ángeles, Santísima trinidad, delicia de todos los Ángeles, Santa María, ruega por nosotros.
Reina de todos los Ángeles, ruega por nosotros.
Todos los coros de los Espíritus bienaventurados, rogad por nosotros.
Santos serafines, ángeles del Amor, Santos querubines, Ángeles de la vida, Santos tronos, Ángeles de la vida, Santos Ángeles de la adoración, Santas dominaciones, santas potestades, santos principados del cielo, santas virtudes, San miguel, Arcángel, ruega por nosotros, vencedor de Lucifer, Ángel de la fe y de la humildad, preservador de la santa unción, patrono de los moribundos, príncipe de los ejércitos celestes, compañero de las almas de los difuntos, San Gabriel, Arcángel, Santo Ángel de la encarnación, fiel mensajero de Dios, Ángel de la esperanza y de la paz protector de todos los siervos y siervas de Dios, guardián del santo bautismo, patrono de los sacerdotes, San Rafael, Arcángel, Ángel del amor divino, vencedor del enemigo malo, auxiliador en la gran necesidad, Ángel del dolor y de la curación, patrono de los médicos, de los caminantes y de los viajeros, grandes Ángeles del servicio ante el trono de dios, Ángeles del servicio para los hombres, santos Ángeles custodios, Auxiliadores en nuestras necesidades, luz en nuestra oscuridad, apoyo en todo peligro, exhortadores de nuestra conciencia, intercesores ante el trono de Dios, escudo de defensa contra el enemigo maligno, constantes compañeros nuestros, segurísimos conductores nuestros, fidelísimos amigos nuestros, sabios consejeros nuestros, ejemplos de nuestra obediencia, consoladores en el abandono, espejo de humildad y de pureza, Ángeles de nuestra familias, ángeles de nuestros sacerdotes y pastores, Ángeles de nuestros niños, Ángeles de nuestra tierra y patria, Ángeles de la santa iglesia, todos los santos Ángeles, Asistidnos en la vida, asistidnos en la muerte, en el cielo os lo agradecemos.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, perdónanos, señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, escúchanos, señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Señor, ten piedad de nosotros.
V. Dios mandó a sus Ángeles que cuiden de ti.
R. los cuales te guardaran en todos tus caminos.
ASÍ HABLA EL SEÑOR
Yo mandare un Ángel ante ti, para que te haga llegar al lugar que te he dispuesto.
Acátale y escucha su voz, no le resistas, porque no perdonará vuestras rebeliones, pues, lleva mi Nombre. (Ex.23, 20-21)
Impimi potest: Leiriae, 9 Feb. 1971.